Balance de la iniciativa Que fai un/ha creador/a no meu barrio?
Hace unos días finalizaba en Compostela el segundo de los talleres del proyecto participativo y colaborativo Que fai un/ha creador/a no meu barrio? promovido por DARDO.
El proyecto tenía como objetivo reivindicar el trabajo creativo y fomentar la interacción de los creadores con el medio social en el que se insieren. Arrancó a comienzos de año, primero en Ferrol, en el barrio de Caranza, y después en Compostela, en la Almáciga, donde se desarrolló su respectivo taller. Los creadores participantes fueron los arquitectos CREUSeCARRASCO, en el caso de Ferrol, y los diseñadores cenlitrosmetrocadrado, en el de Compostela.
A pocos días de la clausura del último de los talleres, quisimos preguntarles al equipo de DARDO, y a Ricardo y Xabier, de cenlitrosmetrocadrado por sus impresiones y valoraciones acerca de todo el trabajo realizado. Sus respuestas las reproducimos a seguir:
Entrevista al equipo de DARDO
Formado por Mónica Maneiro, al frente del proyecto, Blanca Prol, quien realizó la imagen y Conchi Mayo que se ocupó de la gestión, cobertura y promoción.
¿Cuáles han sido los motivos que llevaron a DARDO a concebir un proyecto como este?
El interés viene de la idea de salir de la zona de confort del trabajo habitual de una empresa dedicada al diseño y a la concepción de proyectos expositivos y eventos culturales, para meternos en un tipo de trabajo más procesal y vinculado a lo social. Al mismo tiempo nos interesaba ayudar a romper con la imagen del creador aislado de la sociedad y mostrar como los mecanismos del trabajo creativo pueden ser útiles a la comunidad, y como los creadores son quien de contribuir no solo con sus productos finales sino también con sus estrategias y modos de hacer para ayudar a mirar de otro modo aquello que nos rodea.
A partir de ahí pensamos en lo que supondría acercar la práctica creativa, en este caso de diseñadores y arquitectos, a espacios vecinales, trazando actividades abiertas que tuvieran como interés fundamental pensar los usos de los barrios y aplicar estrategias creativas durante unas jornadas de trabajo participativo. La idea de acercarnos a las prácticas contextuales nos parecía atractiva para idear un proyecto en los barrios, usando los centros socioculturales como espacio de trabajo.
¿El concepto se adapta en función de la ciudad y los recursos de que dispone?
Los recursos materiales son suministrados por DARDO. Los espacios determinan un poco la naturaleza de las jornadas pero lo que realmente las conforma es el carácter del grupo y el contexto social en el que se desarrollan. Las características particulares, lo que cada persona puede acercar, y también sin duda los condicionantes del barrio, sus infraestructuras, su arquitectura, la economía que lo sustenta y el uso del mismo por parte de sus habitantes son los puntos clave para la formalización final de la actividad.
¿La selección de los espacios y de los barrios cumple algún requisito?
Los espacios se seleccionaron huyendo de la centralidad. Se optó por dos centros cívicos, el Centro Cívico de Caranza en Ferrol y el Centro Xove de la Almáciga en Santiago de Compostela, situados en barrios que no ocupan un lugar central en la vida de estas ciudades pero que tienen una identidad propia bastante marcada. Los dos son barrios que aún no han desarrollado su potencial en su totalidad en cuanto a aprovechamiento de los recursos ya existentes y que pueden ofertar cosas muy interesantes al resto de la ciudad en la que se insieren. En este sentido se contó con la colaboración de los ayuntamientos que acogieron la actividad.
¿Cómo es la dinámica de los talleres?
La dinámica es de co-creación. El trabajo se realizó en pocas jornadas, concentrado, con la idea de que se pareciera más a un taller que a una actividad más de los centros. Desde el principio se preparó a los participantes para hacer un trabajo abierto, contando con sus propias aportaciones para llegar al final a unos resultados concretos. En el barrio de Caranza en Ferrol se utilizaron estrategias creativas para analizar la arquitectura del barrio, sus puntos fuertes y también los débiles y para crear una serie de recorridos individuales particulares, capaces de mostrar las posibilidades relacionales del barrio en los usos del espacio público, sacar a la luz reclamaciones históricas de los vecinos y también algunas nuevas sobre el barrio a nivel urbanístico y también recoger historias sobre el pasado de Caranza. En Santiago de Compostela el trabajo partió del contexto más próximo del Centro Xove, el parque de la Almáciga, uno de los más desconocidos de la ciudad, que está viviendo un auge de usos sobre todo a partir de la actividad que genera el propio centro, al colegio que el propio parque acoge y a las huertas urbanas. Se pensaron posibles usos, cosas que se podrían construir para interactuar en el espacio público a partir de ellas, y después se realizaron unos prototipos de mobiliario a partir de elementos ya existentes, que podrán ser usados por los vecinos en sus dinámicas de trabajo.
¿Cómo ha sido la acogida por parte de los participantes? ¿Tenían algún perfil concreto?
La acogida fue buena por parte de las personas implicadas en la actividad. En Ferrol participaron personas relacionadas con la asociación de vecinos y gente del barrio con interés por la arquitectura, la historia y el entorno. En Santiago de Compostela hubo una mezcla de personas relacionadas con la actividad diaria del centro, vecinos y también profesionales vinculados con el trabajo participativo, diseñadores de interiores, de producto y artistas.
¿Se han cumplido los objetivos marcados en cada ciudad?
Se cumplieron objetivos en cuanto a desarrollo de la actividad y en cuanto a logros concretos. Los resultados de las jornadas y los procesos podrán verse en la exposición que estamos preparando con todo el material recaudado durante las jornadas. Al tratarse de una primera edición siempre surgen aspectos a mejorar pero esto era parte importante del propio proceso de trabajo, ir sacando cosas susceptibles de mejora que solo son visibles una vez iniciado el proceso.
¿Se ha implementado en Ferrol y Santiago, tenéis idea de expandirlo a otros ayuntamientos?
Este proyecto surge con idea de continuidad y la lógica del mismo es su dispersión, en otros barrios de las ciudades participantes y también por que no, en otros ayuntamientos de la provincia. La actividad se hizo posible gracias a una línea de subvenciones del área de Cultura de la Diputación de A Coruña para proyectos culturales singulares y la idea es poder repetir y hacerla crecer en otros espacios.
¿Tenéis en mente trabajar con otro tipo de creadores o creadoras?
La actividad está abierta a todo tipo de creación y su intención y trabajar con la diversidad en los participantes, en los espacios y también como no, en las vertientes posibles de la creación.
¿La gráfica generada para este proyecto fue por cuenta de DARDO? ¿Podrías explicarnos el concepto?
Sí, la gráfica se creó en Dardo. En su desarrollo se procuró simplificar el uso de elementos compositivos, la tipografía y el color, evitando distracciones que —dada la naturaleza abierta del mismo— lo pudieran encarar en una determinada dirección. Asimismo, se quiso reflejar la intención constructiva y procesal de la actividad mediante una tipografía que parece intervenida o mismo construida a partir de dobreces de un papel. El color azul atlántico es la que proporciona la fuerza de contraste y actúa como elemento unificador sobre los diferentes fondos planos de color que marcan los contenidos.
Entrevista a Ricardo Tubío e Xabier Rilo de cenlitrosmetrocadrado
¿Cuál ha sido vuestra experiencia de la participación en el proyecto?
El taller "Que fai un/ha creador/a no meu barrio" fue una experiencia muy gratificante para acercar la profesión a la gente. Muchas veces existe un desconocimiento del trabajo de los creadores, pero la creatividad no es algo ajeno a las personas, ya que todos somos capaces de lanzar una mirada activa a lo que nos rodea e imaginar posibilidades de mejora para nuestro entorno cotidiano si manejamos las herramientas adecuadas.
El taller ha sido una gran oportunidad para compartir con los vecinos del barrio y de demostrar como con una metodológica profesional y la implicación de todos se pueden repensar los espacios urbanos y mejorar la vida de las personas.
¿Cómo habéis preparado los talleres y cuál ha sido la dinámica de trabajo? ¿Que objetivo queríais cumplir?
Que fai un/ha creador/a no meu barrio? es un proyecto participativo, colaborativo, en el que los creadores se insertan en el contexto, en el medio ciudadano, para trabajar con pequeños grupos de personas y entre todas y todos pensar otros espacios posibles, otros aspectos de nuestros lugares de tránsito y uso cotidiano. Nuestro objetivo era ayudar a los vecinos a entender que con el planteamiento adecuado es posible darle una vuelta a lo que tenemos más cerca y potenciar los usos de los espacios comunes. En este sentido enfocamos el taller como un proceso de diseño completo en el que a través de las diferentes fases fuimos avanzando hasta construir un kit funcional aplicable a las necesidades del barrio y del centro vecinal.
¿Ha sido fácil trabajar con personas sin un perfil concreto, profesional, se entiende?
Los vecinos pueden y tienen que reconquistar los espacios públicos, y en este sentido los creadores y diseñadores tienen mucho que aportar. La co-creación es una herramienta fundamental, donde los profesional tienen una mirada diferente sobre las cosas, y los vecinos conocen de primera mano sus necesidades y son ellos realmente quienes pueden transformar de manera directa los espacios. Estamos muy contentos tanto por el proceso como por el resultado final. La implicación de los vecinos y de otros creadores que participaron en la acción fue realmente impresionante. Las conversaciones, las ideas, el esfuerzo y el trabajo fueron realmente de destacar. Sin duda, el hecho de compartir este proceso y estos momentos de creación produce un mayor entendimiento entre todas las partes implicadas.
¿En qué ha consistido ese kit vecinal final? ¿Que otras ideas surgieron del taller?
La cercanía de un espacio natural de estas características siempre representa para los vecinos de los barrios de las cercanías una oportunidad, bien sea como en otros tiempos por el aprovechamiento de los recursos naturales que ofrecía o ahora como espacio de ocio. De cualquier manera siempre serán espacios de relación vecinales que ayudan a fortalecer los vínculos y el entendimiento entre los miembros de la comunidad. Con este objetivo se propusieron unas jornadas en las que debatimos sobre los usos vecinales de los espacios públicos en primer lugar, y luego entre los participantes planteamos el diseño y construcción de un Kit de autogestión vecinal. Se trata de un soporte elemental para ciertas acciones comunitarias como reuniones asamblearias, meriendas vecinales, pequeñas actuaciones musicales o teatrales o actividades deportivas y de ocio.
El elemento que surgió como hilo conductor fue la valla, un elemento que forma parte de nuestro paisaje urbano con un claro significado de cerrar y limitar, al que en este caso le otorgamos el sentido contrario, un elemento que abre y permite.
Economía de recursos y materiales resistentes fáciles de conseguir era uno de los principios básicos que teníamos que tener en cuenta, por eso, a nivel constructivo, la valla sin ninguna modificación nos ofrece resistencia y estabilidad, y con una estética muy acorde con la de un entorno urbano.
Un Kit básico de autogestión vecinal para espacios públicos dinámico con la capacidad de crecer, evolucionar y adaptarse a las nuevas necesidades. Los elementos finales que se fabricaron fueron dos bancos (convertibles en pequeño escenario), una barra de apoyo, una estanteria para almacenar o exponer (convertible en mesa o en banco pequeño) y un muro de intercambio donde se puede escribir, y también colgar cajas, bolsas, objetos (para intercambiar productos de la huerta, semillas, herramientas...), todo sencillo de montar, desmontar y almacenar.
¿Creéis que la profesión de diseñador/a se entiende mejor con iniciativas como esta?
Sin duda. Estas iniciativas sirven para acercar a la sociedad el valor que pueden aportar los diseñadores al entorno y a la mejora de la vida de las personas. Tienen además un doble carácter, permiten visualizar y entender la profesión de los creadores, y también compartir y experimentar directamente con las personas que serán los usuarios del resultado. La co-creación y la implicación de los vecinos, sin duda, son los dos elementos más enriquecedores.