Lo primero que tienes que saber es que CMF es el acrónimo de Colores, Materiales y Acabados (Finishes). Es una disciplina del diseño «relativamente» nueva. Digo relativamente porque ha estado en la industria automovilística durante años. Pero en ese campo se la conoce como color & trim. Antes, era el diseñador quien pensaba no solo en la forma sino también en los materiales que se utilizarían. Hoy en día, estamos en un mercado muy competitivo que avanza muy rápido. En una situación como esta es necesario tener una buena estrategia de diseño CMF. Esta disciplina es de gran ayuda para tener un producto exitoso y adaptable, a un coste de fabricación efectivo y con el menor uso de recursos posible. Así es como nació esta especialidad, que no se centra en la forma sino en los materiales, los acabados y los colores a usar, para crear un lenguaje de marca diferenciado y una experiencia de usuario cuidada y placentera. Esto es algo que tienen muy claro todas las grandes marcas con éxito de ventas en el mercado. Llegando hasta el punto de no solo contratar los servicios de un diseñador de CMF, sino también crear un equipo propio de esta rama.

Google tiene un equipo grande de diseñadores CMF trabajando en su empresa. Son los responsables del éxito de productos como el Google Pixel 3

¿Qué hace un diseñador CMF?

Para decirlo sin rodeos, usando términos actuales, es UX fuera de la pantalla. Podríamos decir que los diseñadores CMF son los diseñadores UX del mundo físico y todas las cosas no digitales. Intentamos crear o transmitir emociones a través de una interacción significativa con el usuario. De hecho no es extraño ver a alguien colaborando en proyectos digitales, puesto que usan principios similares de psicología. 

¿Alguna vez has oído hablar de la magdalena de Proust? En su libro En busca del tiempo perdido habla de los recuerdos que le trae la magdalena. Es como una reminiscencia de tiempos pasados. Con su textura, olor y sabor pone en marcha todos los químicos en su cerebro para traer una emoción o un recuerdo a su mente.

Pero para explicarlo de manera más clara, voy a usar un ejemplo que siempre uso en mis ponencias, mucho más «real» y fácil de entender. ¿Cómo sabes que un bolso está hecho de cuero y no de plástico? Porque sabes lo que es el cuero, lo aprendiste hace mucho tiempo, cuando alguien, una maestra, un padre o un amigo, te mostró un pedazo de cuero y te dijo «Esto es cuero». Durante esa primera interacción habrás observado su color, percibido su textura y memorizado su olor. Ahora, si ves una bolsa de cuero sabes que no es una imitación, por su textura, olor, color y brillo, porque sus características conocidas para ti. Cuando interactúas con un objeto hecho de cuero tu cerebro se activa con los estímulos que atraviesan tus sentidos y la imagen de este material, del «cuero», toma forma en tu cabeza.

Pues bien, llegados a este punto, ¡felicidades! No solo porque habrás pensado en algo en lo que quizás no te habías parado a pensar, sino porque también acabas de aprender la idea básica del negocio. Esta es también la razón por la cual el diseño CMF también se conoce como diseño sensorial.

Vale, comprendo. Entonces, ¿qué haces para estimular mis sentidos?

Primero detectamos cuáles son las necesidades del mercado, desde ahí conocemos también cuáles son los deseos de los consumidores. Esto no es nada nuevo, es la metodología del design thinking, clave para crear productos que se vendan. Identificamos un problema y pensamos en una solución. Para poder hacer esto, analizamos y seguimos adquiriendo conocimientos sobre nuevas tecnologías, procesos industriales, materiales e incluso lo que los centros de investigación están haciendo en este momento. Sí, a veces también necesitamos leer artículos científicos.

Siempre estamos buscando e investigando, desde varios puntos de vista:

  • Colores: pigmentos, aditivos, mezclas, Pantones…  
  • Materiales: compuestos, metales, plásticos, resinas de origen reciclado, orgánicos o químicos, tejidos, maderas, y muchos más. 
  • Acabados superficiales: tecnología de grabados láser, tratamientos químicos, recubrimientos, texturas, formas, superficies táctiles, funcionales o pura estética, hologramas... 

Algunos proyectos consisten solo en hacer una selección pertinente de tecnologías industriales y herramientas que existen para poder alcanzar nuestros objetivos. Pero otras veces necesitamos profundizar, llegando a un nivel de escala nanométrica o química. Como ves, en nuestra labor mezclamos el diseño atractivo y funcional con la investigación a escala industrial. 

Pero todo esto es caro, ¿no? 

Depende, la mayor parte de las veces no lo es. Incluso si tenemos que hacer una investigación muy detallada, procuramos optimizar costes. Como he dicho antes, una buena estrategia CMF permitirá tener un nuevo diseño de tu producto, más atractivo y con costes mínimos de producción. Incluso podrá adaptarse para colecciones o ediciones limitadas. Y todo esto, sin cambiar toda la cadena de producción o con cambios mínimos de utillaje. Tienes un claro ejemplo de esto bajo estas líneas.

Para el mando de la XBOX, Microsoft ha creado un sinfín de variedades, adaptadas a todos sus mercados objetivo, sin necesidad de invertir mucho dinero. ¿Por qué? Observa la foto, la misma forma, por lo tanto el mismo molde de inyección pero con distintos degradados, colores, tipos de plástico e incluso con alguna textura geométrica de diferentes tonos y brillos. Efectivamente, detrás de estas «variaciones» hay un equipo de diseñadores CMF, pensando en pigmentos, revestimientos, resinas y todo lo necesario para crear mandos para todos los gustos sin cambiar más que la pintura y el material usado, creando así diferentes opciones visuales. Ahora piensa en los beneficios, cada mando tiene un precio que puede ir desde los 49 euros hasta los 150, dependiendo del nivel de personalización. 

¿Dónde estudias para convertirte en un diseñador CMF?

Por desgracia, no hay formación específica. Los únicos cursos que he encontrado están en la UAL (Universidad de Artes Aplicadas de Londres) y en la web de College for Creatives. Pero en mi opinión no profundizan lo suficiente, bien por falta de contenido, bien porque son excesivamente cortos, o bien porque se centran únicamente en el diseño sin una base técnica.

Para que me entendáis mejor, como diseñadora CMF es muy valioso tener ciertos conocimientos técnicos, para poder entender y comprender cómo funciona la química de los materiales. En algunas ocasiones incluso desempeñamos la función de transferencia tecnológica entre empresas y centros de estudios, algo así como la bisagra que hace que el objeto de un estudio más teórico se convierta o transforme en algo atractivo para la empresa y para el consumidor.

Los mejores diseñadores CMF que me he encontrado son profesionales con formación complementaria de diseño y otra más técnica, tipo ingeniería textil, química o mecánica. Hoy en día, la mejor manera para formarse en esta disciplina es hacerlo por tu propia cuenta a través de libros especializados. Un libro que explique las bases de la ciencia de los materiales es un muy buen comienzo, para entender qué es lo que hace que un material sea ignífugo, resistente al impacto o repelente al agua, por ejemplo. 

Y si me pides opinión sobre que habilidades personales necesitas te diré:

Sé curioso

Lee, explora, aprende de muchas cosas. Estudia las tecnologías e infórmate de lo que se está desarrollando en todos los campos posibles. Es posible que el día de mañana alguno de estos conocimientos se convierta en una herramienta clave para conseguir tu objetivo.

Por ejemplo, a continuación tienes un libro sobre la belleza de la arquitectura japonesa y cómo juega con las sombras y la luz. Dato curioso, este libro fue una fuente de inspiración para un proyecto que hice hace dos años, el concepto para el interior de un coche que fue presentado en la feria del automóvil de París.

Ten una mente abierta

Hazme caso, existen muchas cosas nuevas y extrañas que pueden ser útiles. Debes conservar la actitud positiva que tiene un niño para sorprenderse y la capacidad analítica de un científico para identificar posibles aplicaciones. Lo mejor de este mundillo, es que nunca dejarás de sorprenderte.

Acepta los riesgos y ten mucha paciencia 

Necesitas entender la sociedad para obtener tendencias de consumo e ideas para investigar/explorar. ¿Cuál es el estado de ánimo de la gente? ¿Qué están haciendo las empresas? Esta es una carrera de larga distancia. Pero ante todo consiste en pararse a pensar: ¿Qué puedo hacer que aún no se haya hecho o intentado?

Y lo de la paciencia viene porque muchos de los que integramos este campo solemos ser los primeros en dar el paso para explorar nuevos materiales y empujar al resto de equipos para lograr los objetivos. ¡Créeme! He perdido la cuenta de cuántas veces explicando lo que quería hacer obtuve una mirada de «¡¿QUÉ?!» acompañada de una risa nerviosa como respuesta, normalmente de colegas fuera de este campo. Con bastante frecuencia, tendrás que explicar una y otra vez el porqué de la investigación, sus beneficios y defender tu postura con mano de hierro y también algo de mano izquierda. Hacer presión y defender tu postura servirá para que todos los departamentos implicados trabajen al unísono para alcanzar el objetivo planteado. A veces fracasamos y es entonces cuando todo se hará cuesta arriba. Así que toca tener paciencia y ser tenaces.

Saber cuando parar. No se admiten egos

Sé realista, tu idea a veces funcionará sin problemas o solo en algún caso. Otras veces simplemente no funcionará. En la mayoría de las ocasiones, de hecho, se trata de puro I+D combinado con diseño sensorial, así que estarás explorando algo nuevo. Mi recomendación es que des un paso atrás y analices la situación. Tal vez la idea es buena, pero el estado actual de la tecnología hace que no sea realizable. En momentos como este, debes olvidarte de tu ego y ser pragmático. ¿Existe una alternativa, una realmente viable? ¡A por ella! ¿No hay alternativa? Para. Cuando trabajas en proyectos de investigación de CMF, hay muchos fallos y problemas que pueden bloquear el proyecto y no permiten seguir adelante. Esa es la dura realidad.